Tacita… Las despedidas son tan amargas
mejor lo hablamos en otras comparsas.
Cádiz, tenemos toda la eternidad.
Cuando un gaditano da su último aliento
el farol de mi proa se va encendiendo
y me brotan mil flores, rosarios, cadenas
y dibuja mi cara toda su pena.
Lo recojo en mi barca, mi barca caletera
con mi traje de gala de siglos y de estrellas.
Me da a cambio un recuerdo, una reliquia de amor
y entre nubes de mojarras nos vamos los dos.
Ahí está la Tacita, la Tacita del cielo.
Traigo un alma perdía.
¡Abre al barquero!, ¡Abre al barquero!, ¡Abre al barquero!
Otra vez tierra mía, otra vez, ya lo ves,
ya lo ves, otra vez, de nuevo enamorao.
Se marchó el camaléon y dejó una canción
un corazón, la razón pa no irme de tu lao.
La vida es un puro carnaval, carnaval,
carnaval, carnaval, vamos a celebrarlo.
Que si baja el telón y me llega el adiós, el adiós, ay por Dios,
que me coja cantando, que me coja cantando.
Traigo un alma perdía,
lo mismito que la mía.
Tumba y retumba febrero.
¡Abre tus puertas al barquero!
Fíjate si te quiero mi Cádiz bonito…
Cada vez que te canto, te resucito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario